¿Cuál es mi motivación para comenzar el Crecimiento Personal?

Hace unos días estaba hablando con una persona del tema del crecimiento personal en el cristiano y estábamos de acuerdo en algo muy curioso:

Como Cristianos algunas veces tendemos a tener tiempos separados, Dios tiene su tiempo, la escuela tiene su tiempo, el trabajo tiene su tiempo, pero en solo un ámbito está Dios, en el tiempo de Dios.

El asunto es que Dios está en todo lo que hagamos, desde dormir, hasta comer o hacer ejercicio. Somos una representación de él en la tierra, donde vayamos, él va con nosotras.

Separar a Dios del crecimiento personal es como separar la cabeza del cuerpo. Si una idea buena viene a nuestra mente, por ejemplo, hacer hábitos positivos, caminar, o ayudar a alguien, esa idea viene de Dios y no de nosotras.

Crecer personalmente tiene que tener un hilo conductor y ese hilo puede ser el ego o puede ser Dios. La motivación de crecer personalmente es buena, pero separada de Dios, lo bueno toma una ruta mala que termina haciendo dioses en el camino.

Ahora, desarrollar hábitos positivos para crecer como persona es una buena idea, pero el hilo conductor debe ser definido en el momento que decidas comenzar.

“Todo lo que es bueno y perfecto es un regalo que desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre…”

-Santiago 1:17

¿Cómo puedo hacer que el Espíritu de Dios sea mi hilo conductor?

Si decides, por ejemplo, tomar terapia para sanar, no necesariamente un psicólogo cristiano hace que Dios sea el hilo conductor. Es nuestra mente ante las terapias lo que hace que Dios sea el hilo conductor.

Si después de la terapia decides sanar, por ejemplo, el rechazo: la motivación es correcta, pero como lo hagas debe basarse en principios bíblicos. Tratar de alejarte de todos para no ser rechazada no se basa en principios bíblicos.

¿Qué dice la biblia sobre el rechazo? Seremos rechazados porque él fue rechazado primero. Juan 15:18

Pero Dios no manda a alejarse y vivir en aislamiento, sino a vivir en armonía y a compartir con los demás:

“En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes.”

-1 pedro 3:8 

Esta es una de las mil maneras que Dios puede ser parte de tu crecimiento personal y que él sea el hilo conductor/ el camino/ la meta.

Mientras pasa el tiempo y comiences a hacer práctica de esto, comenzarás a ver como todas las áreas de tu vida comienzas a alinearse al propósito de Dios, a tu vida.

La biblia es una guía de vida, no solo de la vida espiritual, sino de la vida aquí y de la vida después de esta.

Nuestra vida puede ser NUESTRA o de Dios. Nuestra motivación puede ser el ego o puede ser Dios. De quién somos y para qué fuimos creadas depende de cómo decidamos andar en esta vida. “El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo.” 1 Juan 2:6

 

¿Cuáles son mis motivos?

Cuál sea tu motivo y la ruta que tomes para crecer siempre debe ser para mejorar, no solo personalmente, sino de los que nos rodean y de los que conocemos en el camino.

Cuando escuchamos “Crecimiento Personal” entendemos que se trata del “Yo” y es raro ver que cuando alguien mejora no desee que otros también mejoren.

Siempre nos damos cuenta de alguna forma u otra cuando una persona solo piensa en el “yo”, algo en ellos nos da esa alerta de “CUIDADO, PELIGRO” o una sensación rara, aunque sean buenas personas, siempre piensan en cómo beneficiarse ellos mismos.

El que crece personalmente y lo hace bien, se extiende a otros, ayuda a otros, siente la necesidad de darle la mano a otros. El que crece y alimenta su ego o su ‘yo’ propio normalmente se asimila a un pozo estancado, que crece, pero está ahí, queriendo más para su placer o para llenar un vacío.

Ahora, cuando nuestra motivación es correcta y se une al propósito por el cual fuimos creados, somos como ríos de agua viva. La persona del Espíritu de Dios nos lleva a siempre querer dar, expandirnos a otros y se deleita en dar más que en recibir.

“El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”

—Juan 7:38

Resumen

  • Definir cuál es mi hilo conductor: Dios o Ego.
  • Cómo implementar mi motivación con la palabra de Dios.
  • Todo sentir que es bueno viene de Dios.

 

Preguntas de autorreflexión

  • ¿Cuáles fueron mis verdaderas motivaciones al querer ser mejor?
  • ¿Si Dios fue quien puso ese sentimiento bueno en donde puedo en la biblia verificarlo?
  • ¿Cómo practicar el hábito de reconocer a Dios en lo bueno que surge de mí?
  • ¿Cómo puedo imitar a Cristo en todas las áreas de mi vida?

 

¡Nos vemos en la próxima!

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