Tabla de Contenido
El artículo “Siento que me ahogo, me siento deprimida y sin esperanza, ¿Por qué?” Habla de un sentimiento que puede ser efímero como el ser “Feliz”. Sin embargo, este artículo trata sobre un estado de permanencia en dicho sentimiento, un completo descontento con la vida y una queja constante, incluso cuando has logrado todo lo que te propones.
Es ese sentimiento que surge después de alcanzar algo por lo que has luchado tanto y, en lugar de sentir logro o alegría, solo sientes alivio por haber terminado algo que te estresaba. Es una constante apatía hacia la vida, una existencia sin propósito en la que intentas “encontrar” lo que te apasiona o lo que te haga feliz y te motiva a levantarte cada día.
La realidad es que, aunque encuentres algo que te apasione, no todos los días te levantarás con el mismo entusiasmo. No estarás en una felicidad constante porque la felicidad es un sentimiento momentáneo, no es sostenible.
Es importante entender que la felicidad es algo pasajero y que lo que realmente debemos buscar es la paz y la plenitud en la vida.
Si sientes que no eres feliz, si sientes que tu vida no tiene sentido, es posible que estés viviendo desconectada de ti misma. No estás viviendo plenamente, estás sobreviviendo, y no estás conectando contigo misma y con lo que Dios ha puesto en TI ESPECÍFICAMENTE.
Hay muchas razones por las que puedes no sentirte “feliz”.
El proceso psicológico o de autoconocimiento puede ayudarte a entender la raíz de una infelicidad constante y a reconectar con tu verdadera esencia.
Entendiendo la Distinción entre Paz y Felicidad
Lo que sí puedes trabajar de manera más efectiva es permitir que la paz y la plenitud entren en tu vida. Puede sonar extraño si no se explica la diferencia entre las dos:
- La felicidad es un estado emocional causado por logros, metas alcanzadas o buenas circunstancias en tu vida.
- La paz (de Dios) se encuentra en medio de lo bueno y lo malo, el dolor y la sanidad. Es un estado emocional que se busca y se halla en Dios.
Puede que tengas ‘todo’ según lo que te dicen los demás, porque eso es lo que ellos desean o lo que la sociedad y las redes sociales consideran logros.
Sus deseos, anhelos y logros no deben ser, ni serán, los tuyos. Si comienzas a ver lo que tienes como algo que debe hacerte feliz, sin profundizar en lo que realmente sientes, estarás entrando en una prisión emocional.
“Fui circuncidado cuando tenía ocho días de vida. Soy un ciudadano de Israel de pura cepa y miembro de la tribu de Benjamín, ¡un verdadero hebreo como no ha habido otro! Fui miembro de los fariseos, quienes exigen la obediencia más estricta a la ley judía. Era tan fanático que perseguía con crueldad a la iglesia, y en cuanto a la justicia, obedecía la ley al pie de la letra.
Antes creía que esas cosas eran valiosas, pero ahora considero que no tienen ningún valor debido a lo que Cristo ha hecho. Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo.”
Pablo es un claro ejemplo de cómo la paz de Dios sobrepasa todo entendimiento. Humanamente, él tenía todo lo necesario para ser ‘feliz’ según los estándares de su tiempo. Sin embargo, cuando tuvo un encuentro con Jesús, dejó todo para seguirlo. Más tarde, fue encarcelado en Roma, desde donde escribió cartas de aliento a las iglesias que había fundado.
Pablo estaba en prisión hablando de la paz de Dios, animando a personas que estaban libres.
La paz es una condición del corazón (Ezequiel 36:26) que comprende que Dios tiene el control de absolutamente todo, mientras que la felicidad es un estado emocional que fluctúa según las circunstancias externas.
No estás conectando con lo que realmente importa
Gran parte de nuestra infelicidad proviene de conectarnos más con los demás que con nosotros mismos y con Dios.
Fuera de nosotros, solo encontramos lo que otros nos pueden ofrecer, y si no filtramos cuidadosamente lo que permitimos entrar en nuestras vidas, corremos el riesgo de tomar decisiones basadas en opiniones ajenas en lugar de nuestros propios valores y creencias.
Puede haber un temor común entre los cristianos de evitar la búsqueda personal por temor a caer en la vanagloria. Sin embargo, cuando una persona se conoce a sí misma y dedica tiempo a descubrir sus verdaderos anhelos, comprende que, incluso si niega la existencia de Dios, no puede lograr nada por sí misma.
Reconocemos que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, y a medida que crecemos en autoconocimiento y crecimiento espiritual o personal, descubrimos que existe un poder superior al “poder humano” que ha creado la complejidad de la humanidad.
Incluso fuera de la religión, utilizamos nuestros dones y talentos, ya sea de manera consciente o inconsciente, sin reconocerle a Dios el crédito que merece. El autoconocimiento no se limita por la relación que mantenemos con Dios. Aunque en ese camino te vas a encontrar con una calle sin salida, ya que él es la fuente de agua viva y aquel que bebe de él nunca tendrá sed espiritualmente.
De él vienen los dones y los talentos y lejos de él tales se limitan solo al placer humano que nos puede otorgar.
¿Qué debo hacer?
Experimentar “felicidad” o alcanzar la paz es una cuestión del corazón y desarrollar este hábito implica aprender a sintonizar el corazón con esa paz. El proceso para que el corazón entienda que la paz ya está disponible depende de ti. Es un compromiso constante de decirle a tu alma en voz alta que ya posees esa paz y que eliges vivirla.
Resumen
- La felicidad es pasajera, mientras que la paz es una decisión que condiciona el corazón.
- Lo que logres en la vida no garantiza paz, sino que puede ofrecer felicidad momentánea o simplemente alivio.
- Para poder tener la paz de Dios tienes que recibirla y creer que la tienes.
Preguntas de autorreflexión
- ¿Qué aspectos específicos de mi vida contribuyen a mi falta de felicidad?
- ¿Es posible que mis expectativas sean demasiado altas? ¿Cómo puedo ajustarlas de manera realista?
- ¿Cómo puedo cultivar una actitud más positiva hacia mi vida actual?
¡Nos vemos en la próxima!
0 Comments